Compassion Internacional

Un nuevo comienzo para
Cristina y Ariel

lunes 9 de octubre , 2023

María y dos de sus hermanos estaban en la iglesia aquella noche de 2022. Una tormenta azotó con fuerza Jolomche, un pequeño pueblo del norte de Guatemala. La lluvia era torrencial y se había prolongado ya por varios días. Los voluntarios del centro de desarrollo integral les dijeron que pasaran la noche en la iglesia porque no era seguro caminar por las calles de la comunidad. Altas pendientes rodeaban el barrio y los desprendimientos de barro causaban estragos durante las tormentas.

«La lluvia no paraba. Estuve llamando a mi mamá toda la noche, pero no contestaba. A la una de la madrugada, unos hermanos de la iglesia recibieron noticias sobre deslizamientos de tierra y ríos desbordados. Dijeron que no había paso hacia mi casa», cuenta María.

Olivia, la madre de María, dormía en casa junto los tres menores de sus ocho hijos: Liliana (11), Cristina (6) y Ariel (3). Se preocupó porque la lluvia no cesaba. Despertó a Liliana quien dormía en la otra habitación, y le pidió que la ayudara a salvar algunas pertenencias para que no las dañara el agua. Cristina y Ariel dormían en la misma cama que su madre y no se habían enterado de la emergencia.

De repente, un alud de lodo arrasó la montaña detrás de la casa. La primera habitación en ser alcanzada y sepultada fue donde Olivia y Liliana estaban recogiendo algunas de sus pertenencias.

Cristina se despertó al oír los gritos de Liliana. Cuando vio el barro que llenaba su casa, salió corriendo lo más rápido que pudo, gritando para pedir ayuda a sus vecinos.

Gracias al grito de socorro de la niña, algunos vecinos acudieron corriendo. En la iglesia, María y sus hermanos empezaban a entrar en pánico. “Mis hermanos y yo no podíamos quedarnos tranquilos y buscamos la forma de volver a casa. Mientras caminábamos, mi hermano mayor me llamó para decirme que no encontraban a mi mamá», recuerda María. “Cuando llegamos, vi que todo estaba cubierto de barro. Había mucha gente y mi madre y Liliana estaban atrapadas dentro de la casa».

Los vecinos consiguieron entrar en la casa y desenterraron a Liliana quien estaba cubierta hasta el cuello, pero no pudieron encontrar a su madre.

Cuando Olivia oyó hablar de un centro de Compassion

Jolomche está situado en la región conocida como el corredor seco de Guatemala, vulnerable a las sequías y con altos índices de inseguridad alimentaria.

Cuando Cristina tenía cuatro años, Olivia se enteró de que estaba por abrirse un centro de Compassion a pocos kilómetros de su casa. Había escuchado que allí los niños recibían muchos beneficios y se les enseñaba la Biblia. Cristina fue inscrita en el nuevo centro y, un año después, también su hermano menor, Ariel. El centro estaba a 20 minutos a pie desde la casa. Pronto, la familia tuvo acceso a los beneficios del programa, el apoyo de la iglesia y de los voluntarios del CDI.

Ayuda inmediata

El apoyo del CDI resultaría vital cuando la lluvia torrencial acabó con su vivienda. Liliana, Cristina y Ariel sobrevivieron a aquella terrible noche, pero Olivia no pudo ser rescatada del barro. El dolor y la pena invadieron a la familia y al pequeño vecindario.

El CDI, la iglesia y la municipalidad ayudaron a la familia con los gastos. La gente de los alrededores trajo ropa nueva y algunas provisiones para los niños. Los abuelos maternos acogieron a los niños en casa. «Recibimos ayuda muy rápidamente. Fue una gran bendición. Dios nunca nos dejó solos», dice María.

Las autoridades locales declararon el terreno inhabitable.

«Solicitamos fondos para ayudarles a remplazar enseres tales como camas y ropa, y para apoyarlos en el cambio de casa», dice Roberto, director del CDI. «A petición del padre, acordamos con la iglesia que también haría un desembolso y que ambos fondos se utilizarían para construir los cimientos, las paredes y el techo de una nueva casa. La familia encontró un terreno lejos de la montaña y aportó la mano de obra para la construcción», añade el director.

Pocas semanas después de la tragedia, se empezó a construir una nueva casa. Una nueva esperanza surgió en el corazón de la familia. Un lugar al cual llamar hogar daba a los ocho niños la oportunidad de pensar en un futuro mejor.

«Cada vez que nos sentimos tristes, mis hermanos pequeños hablan de los versículos de la Biblia que aprenden. Nos encanta oírlos hablar, y esos versículos nos traen consuelo y paz.» – María.

Autor: Juan L.